Con la frase la “nichización de la moda” me refiero a la fragmentación y diversificación de la industria de la moda en subgrupos más pequeños y específicos, cada uno con su propio estilo, valores y estética únicos.
En lugar de seguir las tendencias generales, las personas buscan identificarse con subgrupos (¿o subculturas?) y estilos que resuenen con su identidad personal y valores, lo que lleva a la creación de comunidades más enfocadas y auténticas dentro del mundo de la moda. Esta tendencia permite a las personas explorar y expresar su individualidad a través de la ropa y la estética que eligen adoptar, conectándose con otros que comparten gustos similares y creando una sensación de pertenencia a una comunidad específica.
Si pensamos en las décadas de los 60, 70 y 80, nos resulta muy fácil recordar e identificar la dualidad entre culturas y subculturas. Si una “cultura” implicaba seguir las costumbres dominantes de una sociedad, la “subcultura” era su subversión. Un ejemplo son los Mods, una subcultura británica que emergió en la década de 1960. Los Mods eran conocidos por su estilo vanguardista y sus influencias musicales. Vestían trajes ajustados, parkas, escuchaban jazz y andaban en scooters personalizadas. Su estilo contrastaba fuertemente con el aspecto más conservador y tradicional de la sociedad de la época.
Los Mods representaban la antítesis de la cultura dominante, desafiando las normas establecidas y buscando formas alternativas de expresión. Esta subcultura era una respuesta a la monotonía de la vida posguerra y la búsqueda de identidad entre la juventud. Los Mods demostraron que las subculturas no solo eran una reacción a la cultura dominante, sino que también tenían la capacidad de moldear y definir su propia estética y valores.
Sin embargo, en la era actual de Internet, el concepto de subcultura ha cambiado. Aunque aún existen comunidades underground y alternativas, la facilidad de acceso a la información y la capacidad de compartir contenidos en línea han modificado la dinámica. Lo que solía ser exclusivo y limitado a un grupo selecto ahora puede difundirse rápidamente y llegar a audiencias masivas. Esto plantea desafíos para mantener la autenticidad y la esencia original de las subculturas, ya que la exposición en línea puede diluir sus características únicas.
Sí es verdad que la digitalización, el furor de las redes y los algoritmos personalizados han permitido que las personas descubran y se conecten con subgrupos y estilos únicos que resuenan con ellas a nivel personal, generando un sentido de comunidad y autenticidad en un mundo lleno de opciones. Y esas identificaciones son notorias y fuertes pero también veloces y cambiantes…
Las personas, en gran parte, utilizan la moda como una forma de identificación y pertenencia a determinados grupos, pero esa identificación no suele ser duradera ya que esta sumamente influenciada por los cambios del algoritmo de TikTok, la red social por excelencia de los jovenes. Pero ¿Quién puede juzgarlos? Es su tiempo de divertirse y probar todo hasta encontrar su estilo y su diferencial.