Empezamos el 2022 con la minifalda como la prenda estrella. Pero de a poco la longitud se fue alargando, y ahora el ítem más codiciado es la falda larga.
Si hablamos de micro-tendencias las apuestas seguras son las faldas largas de jean y la falda midi tipo cargo. Pero… ¿Si nos metemos un poco más adentro y en vez de moda hablamos de economía?
Existe una teoría que hace una analogía con el largo de las faldas y anticipa los movimientos de la economía mundial: el Índice Hemline.
Para el economista George Taylor, la longitud de las faldas está correlacionada con la economía: en tiempos de crisis, las faldas suelen ser muy largas, y, cuando la economía está en auge, ésta prenda se acorta.
Ésta teoría surgió en la década de 1920, momento en que las faldas se acortaron y luego -inmediatamente después de la caída de Wall Street y la gran Depresión económica de 1929- volvieron a alargarse.
Otra clara manifestación de esta teoría fue en los años ‘60. Las minifaldas fueron tendencia en 1960 debido al repunte económico de EEUU y volvieron a alargarse en 1971 con la crisis mundial de petróleo.
Pero eso no es todo, en 1990, también vimos un cambio notorio en el largo de esta prenda: con los avances tecnológicos de la época las faldas volvieron a acortarse.
¿Habrá sido casualidad o realmente existe una correlación entre la economía y las faldas?
Después de leer este texto, los invito a reflexionar por qué durante el 2022 fueron tan cambiantes las micro-tendencias que oscilan entre minifaldas y faldas largas.